Las
Carantoñas

Rito pagano

Festejando el ciclo de la vida

Los orígenes de la fiesta de Las Carantoñas resultan algo difusos, aunque diversas investigaciones coinciden en señalar su posible vinculación con antiguos rituales paganos. Existen teorías que relacionan los símbolos presentes en esta celebración con otras festividades de raíz pagana, muchas de ellas asociadas a cultos de fertilidad y a la llegada de la primavera.

Es frecuente en las tradiciones de numerosos pueblos ribereños del Mediterráneo que los hombres adopten la apariencia de animales salvajes, cubriéndose con sus pieles. Esta transformación no es meramente estética: a través de bailes, movimientos y expresiones rituales, se representan antiguos ritos de fecundidad, renovación y celebración de la vida. Estos elementos refuerzan el carácter pagano de la festividad, en la que se evoca el ciclo natural que anuncia el renacer del campo con la inminente llegada de la primavera.

La piel del macho cabrío: símbolo en todo el mundo mediterráneo de la capacidad viril de fecundación

La rama de olivo silvestre: También es símbolo de fecundidad en el mismo marco geográfico -El pimiento que cuelga de las caretas tiene un significado parecido.

La fiesta: En total, si se desliga de lo católico, representa con fidelidad un encuentro entre hombres y mujeres en honor de alguna divinidad pagana que propicia la fecundidad.

El rito religioso

San Sebastián

La tradición religiosa en torno a Las Carantoñas se remonta a una antigua leyenda local. Se cuenta que, hace muchos años, una grave epidemia de peste afectó a Acehúche y a los pueblos vecinos. Ante la amenaza, los habitantes del municipio se encomendaron a San Sebastián, implorando su protección. Al comprobar que la enfermedad no causó grandes estragos en la localidad, el pueblo decidió rendir homenaje al santo cada año, sacándolo en procesión como muestra de gratitud. Así nació una devoción que ha perdurado hasta nuestros días.

Se tiene constancia de que, hace más de tres siglos, existía en Acehúche una ermita dedicada a San Sebastián, conocida como la Ermita de los Santos Mártires, situada en el antiguo Ejido de la Villa. Este pequeño templo, construido en piedra y cal, con cubierta de tejavana, desapareció con el tiempo, y hoy no quedan restos visibles de su estructura.

San Sebastián es una figura destacada en la tradición cristiana, reconocido por su firmeza en la fe. Se dice que fue el único santo martirizado en dos ocasiones por negarse a renegar del cristianismo. Ingresó en el ejército romano y rápidamente destacó por su valentía y disciplina, lo que le valió el nombramiento como jefe de la primera cohorte de la guardia pretoriana imperial, por orden del emperador Diocleciano, quien ignoraba que Sebastián era cristiano.

Aunque cumplía con sus deberes militares con diligencia, dedicaba su tiempo a fortalecer la fe de sus compañeros cristianos, visitando y ayudando a aquellos encarcelados por profesar su creencia. Esta postura no pasó desapercibida y el Emperador lo confrontó exigiéndole que renunciara de su fe Cristiana, Sebastián afirmó su cristianismo ante el emperador y éste ordenó que Sebastián fuera ejecutado a flechazos. Aunque lo dieron por muerto, Sebastián fue rescatado por sus amigos aún con vida y fue cuidado hasta su recuperación por una noble cristiana llamada Irene. La sorprendente supervivencia de San Sebastián desconcertó al emperador, quién ordenó su ejecución nuevamente, esta vez por latigazos, el cual falleció y fue tirado a un pozo, pero su cuerpo fue recuperado por devotos y los enterraron con los honores debidos en la Vía Apia.

Cada 20 de enero, se celebra su fiesta en honor a su martirio, y es venerado como patrón contra la peste y los enemigos de la religión. También es una de las figuras más representadas de diferentes formas a lo largo de la historia del arte.

Historia

Publio Hurtado
y la leyenda de Las Carantoñas

Una de las historias más arraigadas en la memoria popular de Acehúche sobre el origen de la Fiesta de Las Carantoñas es la leyenda de San Sebastián. Esta narración representa la unión entre lo pagano y lo religioso, una simbiosis característica de muchas festividades que surgieron durante la expansión del cristianismo. En su proceso de consolidación, la nueva religión incorporó elementos de antiguos rituales paganos, dotándolos de nuevos significados. En el caso de Las Carantoñas, esta transformación se materializa en la figura de San Sebastián, quien da sentido cristiano a una tradición con raíces anteriores.

Según la tradición hagiográfica, San Sebastián fue un destacado militar del ejército romano. Sin embargo, profesaba la fe cristiana en secreto, lo que le granjeó la enemistad del emperador Diocleciano. Al negarse a renunciar a sus creencias, Sebastián fue condenado al martirio.

La leyenda cuenta que fue atado a un árbol y asaeteado por sus propios compañeros. Dado por muerto, fue abandonado en el bosque para que las fieras acabaran con él. No obstante, en lugar de atacarlo, los animales salvajes lo rodearon y se postraron ante él, reconociendo su santidad. Este momento simbólico es el que Las Carantoñas representan cada 20 y 21 de enero: el martirio de San Sebastián y el gesto reverente de las bestias, que se convierte en el núcleo ritual de la fiesta.

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Comienza la fiesta

Día 19 La víspera

La fiesta comienza el 19 de enero por la mañana, cuando mayordomos, familiares, amigos y vecinos recogen romero en una finca cercana. El romero se transporta en camión o tractor, seguido por una caravana de coches. La llegada al pueblo se celebra con cohetes y el repique de campanas.

Después, se prepara al Santo para las procesiones y los actos religiosos.
Por la tarde, muchos vecinos hacen una peregrinación al “Gorrón Blanco”, a un kilómetro del pueblo, para recibir al tamborilero, cuya música con flauta y tambor acompaña todos los actos durante la fiesta.

San Sebastián

Día 20 La alborá

El 20 de enero comienza con la alborá, cuando el tamborilero, los mayordomos y vecinos despiertan al pueblo con música, cohetes y petardos, anunciando el gran día. Después del recorrido, se reúnen para desayunar migas con café y un licor.

Luego se reparte el romero recogido el día anterior, cubriendo el suelo alrededor de la casa del mayordomo y la plazuela de la iglesia, recreando el bosque del martirio de San Sebastián. A continuación, las carantoñas se visten.

Hacia las 10:30 h, todos los participantes —carantoñas, regaoras, tiraores, tamborilero, vecinos y visitantes— se reúnen en casa del mayordomo para dirigirse a la iglesia, donde a las 12:00 h sale San Sebastián en procesión. Al salir el Santo, los tiraores disparan al aire salvas y las regaoras lanzan confeti, mientras se escuchan vivas de los emocionados acehucheños.

Durante la procesión, San Sebastián es acompañado por las regaoras, que cantan sin parar, y por las carantoñas, que avanzan delante del Santo en parejas haciendo reverencias. En cada esquina del recorrido, los tiraores disparan nuevas salvas. Cuando llegan a casa del mayordomo, se coloca la imagen en una mesa adornada, y desde el balcón se recita la loa: una alabanza que puede hablar de la vida del Santo y de algún favor recibido.

Tras la procesión se celebra la misa, mientras las carantoñas reponen fuerzas. Después, vuelven a reunirse para bailar con las regaoras en la plazuela al ritmo del tamboril. También se reparten papas dulces (hechas con leche, harina y azúcar).

Al final aparece la vaca tora, una carantoña que se ha despojado de parte de su traje y ahora lleva cuernos y un gran campanillo, su función es ahuyentar a las carantoñas y dar por terminada la fiesta.

Para finalizar, tanto vecinos como visitantes están invitados al convite de dulces que tiene lugar en el pabellón polideportivo.

Cómo se viste una Carantoña

Convertirse en Carantoña no es una tarea sencilla ni rápida. Este proceso de transformación comienza con la colocación de un traje confeccionado artesanalmente con pieles curtidas de diferentes animales —oveja, cabra, macho cabrío e incluso piezas de caza— que cubre por completo el cuerpo del portador.

El atuendo se compone de varias partes. Los brazos y las piernas se revisten primero con pieles ajustadas mediante cuerdas. Sobre el torso se coloca la pieza principal, conocida como zamarrón, una piel más grande que se ciñe al cuerpo con una cincha o cinturón. La máscara, elemento más llamativo y simbólico del conjunto, puede incorporar pieles de zorro, colmillos de jabalí y otros materiales naturales, lo que le otorga un aspecto imponente y salvaje.

En una de sus manos, la Carantoña lleva una rama de olivo silvestre, conocida localmente como acebuchi, que forma parte esencial del personaje.
Este papel tradicional lo asumen hombres del propio pueblo de Acehúche, y el proceso de vestirse requiere la ayuda de otra persona, debido a la complejidad y el peso del traje, que puede alcanzar entre 15 y 20 kilogramos. No se trata simplemente de ponerse un disfraz, sino de participar activamente en una manifestación ancestral que combina respeto, solemnidad y simbolismo.

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San Sebastianino

Día 21 El Mayordomo

La fiesta del día siguiente transcurre igual que la del 20 de enero, pero con un mayordomo diferente.

Antiguamente, si no había mayordomo, el Ayuntamiento organizaba y financiaba la celebración. En otras ocasiones, lo hacía la juventud u otras asociaciones. Desde hace unos veinte años, esta labor la realiza la Cofradía de San Sebastián, que también cubre los gastos. El mayordomo se elige por sorteo entre los cofrades, aunque se da prioridad a los mayordomos “privados”, es decir, quienes asumen los gastos por promesa o voluntad propia.

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Si tienes preguntas, ideas o simplemente quieres acercarte a la fiesta de Las Carantoñas, estás en el lugar adecuado. Escríbenos y te responderemos con gusto. Porque detrás de cada máscara, hay siempre alguien con ganas de escucharte.

Teléfonos de interés

Centro de interpretación: 646 12 01 93
Ayuntamiento de Acehúche: 927 37 41 42

Email

centrodeinterpretacionacehuche@gmail.com

Centro de Interpretación de LAs Carantoñas

C. Tenería, 1, 10879 Acehuche, Cáceres

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